lunes, 2 de mayo de 2016

JUEGOS para el miedo a la oscuridad, uno de los más frecuentes.

    El miedo a la oscuridad se considera un temor evolutivo, una etapa normal en el desarrollo de los niños. Sin embargo, aunque se entienda como parte del crecimiento, es importante tomar algunas medidas para que el niño lo supere y así pueda dormir tranquilo.

    Como ya saben, la mejor manera para llegar a los niños, es a través del juego. Por ello, voy a plantearles una serie de juegos, seguramente conocidos por ustedes, que permitirán a los niños interactuar con el mundo sin emplear la vista:

- La gallinita ciega: En primera instancia han de ser ustedes quienes, siempre con la luz encendida, pero con los ojos tapados, traten de encontrar a sus hijos palpando por la habitación hasta dar con ellos. Esto les divertirá y ayudará a que los niños no tengan miedo a perder la visión cuando se intercambien los papeles y sean ellos quien deban de buscar a sus papás con los ojos vendados.

- Toca, toca. Mete varios objetos en un saco y apaga las luces; los niños deben meter la mano y palpando a oscuras tienen que adivinar de qué se trata. Repetir el proceso al revés, es decir, pidiéndoles a ellos que guarden algunos de sus juguetes en el saco para que seas tú quién tenga que adivinarlos.
- Los sonidos: En un ambiente relajado y con la luz apagada aprovecharemos para captar la atención  de los niños con sonidos de animales u otras cosas que él o ella deberán de adivinar y viceversa.

- La piñata: Un juego divertido, que se lleva a cabo con los ojos vendados y que suele jugarse en fiestas de cumpleaños. Sirve perfectamente para nuestro propósito. 

-  Ponerle la cola al burro: Lo primero que se debe hacer es dibujar un burro (sin cola) sobre un papel y colocarlo en una pared mediante cinta adhesiva o una chincheta. A continuación hay que dibujar la cola del burro en otro papel, recortarla y colocarle una chincheta en la parte superior. Después vendaremos los ojos del niño y le daremos vueltas. Mediante pistas e instrucciones el niño deberá colocar la cola de burro en el lugar correcto.

- Sombras chinescas: El juego debe de realizarse con la luz apagada ayudándose de una vela o luz tenue, la cual nos ayudará a proyectar sobre la pared la silueta de personas, animales, etc, que el niño debe de adivinar.

Los miedos infantiles


            Los niños, a lo largo de su desarrollo, experimentan distintos miedos. La mayoría de éstos son pasajeros: el miedo a la separación, a personas extrañas, a la escuela, a la oscuridad, entre otros, irán apareciendo y desapareciendo en determinadas edades.

            Concretamente, en la etapa preescolar (2 a 6 años) se puede apreciar una clara evolución de los miedos infantiles, ya que hay más estímulos que puedan provocarlos. Pueden entrar en escena estímulos imaginarios y los miedos pueden hacerse algo más abstractos (fantasmas, monstruos, etc.). El miedo a los animales también se desarrolla en esta etapa, y puede perdurar como fobia hasta la madurez.

            Es fundamental que los niños vean a sus padres y figuras de referencia muy seguros, porque esta actitud de los adultos les va a dar seguridad. Como estrategias para superarlo, podemos ir hablando con ellos y estableciendo pautas, pero lo que no va a valer en absoluto es no exponerse a ese miedo. La evitación es la peor de las respuestas, porque si se evita el miedo, se aparca el tema y nunca se crean estrategias para superarlo. Por eso, no podemos permitir que los niños eviten la situación del miedo, tenemos que enfrentarles poquito a poco, dándoles recursos, dándoles pequeñas técnicas, con un adulto al lado, que les sirva de referencia, que les ofrezca seguridad, pero nunca fomentar la evitación.


Consejos ante el miedo de nuestros hijos

- No debemos asustarles con historias de ogros, de fantasmas, de brujas, etc., principalmente antes de acostarles. Se debe aclarar que estos personajes solamente existen en los cuentos y películas...

- No debemos reírnos  de sus temores. Burlarse de sus miedos disminuirá su confianza. Frases como No seas tonto, niños como tú no deben tener miedo de eso,... no contribuirán para disminuir el temor que sienten. Al revés, les desanimará a compartir sus temores.

- Hay que ser claros en relación al estímulo o situación que temen. Es decir, no debemos mentirles, por ejemplo, diciéndoles que una inyección no le dolerá o algo parecido. Si se miente sobre una situación de miedo le producirá más temor. Debemos ayudarles a prepararse, dándoles información y estrategias para enfrentar la situación.

- No debemos obligarles a pasar por las situaciones que temen ni a que las afronten solos. Los miedos no se superan enfrentándose a la situación de una vez por todas. En lugar de ayudar, algunas veces esto intensifica el miedo. Tienen el derecho de acostumbrarse poco a poco a la situación. Por ejemplo, no debemos obligarles a ver una película de la cual tienen miedo, o que acaricien a un perro que no les gusta, o que se monten en una montaña rusa cuando vayan a un parque de atracciones si sabemos que no se quieren subir.
- Debemos evitar transmitir nuestros temores. La forma en que enfrentamos nuestros propios miedos les da a ellos el patrón a seguir para enfrentar situaciones similares.


            Además de todo esto, lo ideal es tomar una postura intermedia. Es decir, ni dar demasiada importancia, ni ignorar sus miedos. En relación al primer caso, por ejemplo, si cada vez que vemos un perro nos interponemos entre nuestros hijos y el animal e insistimos en que nosotros les defenderemos, los niños acabarán pensando que todos los perros son realmente peligrosos y no podrán superar su miedo. Por otra parte, en cuanto al segundo caso, si ignoramos sus miedos se sentirán perdidos. No encontrarán la forma de enfrentarse al problema y percibirán por nuestra parte desinterés, y falta de atención.